jueves, 25 de febrero de 2016

Divergencia

Sin embargo, la cultura puede ser utilizada para unir, pero también para dividir. En la última década se ha utilizado también para crear barreras insalvables cuando no se razona en torno a una creencia, cuando se clava como dogma para exigir que todos los demás se ciñan a ella. Es lo que practican los fundamentalistas, como los islamistas, incapaces de negociar y capaces de destruir con tal de imponer su dogma. El resultado es siempre el mismo: el conflicto y el ansia de destruir a quien piensa de diferente forma. En México, a lo largo del siglo XX se fortaleció una cultura de libertad que permitió la convivencia de ideologías y doctrinas de gran diversidad. Hoy amenaza esa cultura el regreso, en gran medida soterrado, de acciones para imponer un orden ultraconservador que, además, es ya imposible en la etapa de evolución actual del mundo. Por añadidura, esas acciones acaban por infringir la propia moral que quieren imponer y que terminan por abrir resquebrajaduras morales que se han profundizado en México en los últimos años.
En México en el momento actual, después de un clamor ingenuo en el sentido de que todo se reinventaría, no se ha hecho más que seguir con lo mismo, ahora disminuido, banalizando la memoria colectiva sobre el pasado y negando los logros culturales realizados a lo largo del siglo XX. Al contrario, haber seguido el paso adelantado de México en la cultura habría requerido centrar la atención en la libertad cultural, en fortalecer la fuerte adhesión de los mexicanos a aquello que consideran valioso en sus culturas y que quieran rehacer y proyectar, lo que implica haber valorado sus códigos de respeto profundo por lo propio, por sus formas de relacionarse y por su patrimonio cultural. Pero, sobre todo, haber impulsado políticas para hacer que el mercado asegurara las condiciones de vida y de despliegue de sus habilidades para conservar esa intensa producción imaginativa que creaba empleos y pequeñas empresas, nutría un imaginario colectivo y tejía una gran capacidad de convivencia. Ello sólo se podría lograr situando a México otra vez en los movimientos internacionales que mueven el mundo de la cultura.

Población

Hospitalarios y cálidos, gustan de ayudar a los extranjeros que llegan a tierras mexicanas, sin importar que tengan que hacerlo con gestos o señas o incluso que sean ellos los que deben darse a entender en un idioma extranjero.


La familia mexicana es la base de la sociedad mexicana. En ella se representa claramente la psicología del macho mexicano, el varón que venera a su madre y cuida del honor de sus hermanas, sin embargo, cuando se trata de mujeres fuera de la familia no se les tiene el mismo respeto. Esto continua siendo una realidad para millones de familias mexicanas, particularmente para aquellas de bajo estrato social o con un nivel menor de educación. Si
n embargo, la sociedad mexicana ha recorrido un largo camino y hoy cuenta entre sus habitantes a millones de mujeres y hombres con títulos universitarios y costumbres modernas que están dando forma a una nueva configuración social, particularmente en las grandes ciudades del país. Como ejemplo de esto, acaba de ser aprobada por el congreso una nueva ley que permite el aborto en la capital del país a partir de Mayo de 2007.


A pesar de todo, la modernización no ha logrado cambiar los fuertes lazos familiares que distinguen a los mexicanos; así, las nuevas generaciones viajan por el mundo, obtienen empleo en el extranjero, asimilan nuevas filosofías y formas de vida pero cada Navidad o vacaciones de verano regresan a visitar a sus abuelos, padre
s e hijos, para compartir con ellos que son parte fundamental de sus vidas.
Pero las fiestas y las reuniones familiares no serían tan populares sin buena comida o buena bebida, y es por esto que la cocina mexicana, de reconocimiento internacional, posee una vasta gama de ingredientes y colores que conquistan hasta el más estricto paladar. Y para acompañar un exquisito tequila,


Cultura e identidad Méxicanos



Los elementos identitarios de los mexicanos son múltiples y abarcan un sinnúmero de valores tangibles e intangibles: costumbres, gastronomía, relaciones familiares, manifestaciones artísticas, para sólo mencionar unos cuantos aspectos.

El tequila, el mariachi y los tacos son reconocidos internacionalmente como símbolos de la cultura mexicana. Y es que el mexicano es alegre y amante de la fiesta por naturaleza. Como bueno latinoamericano siente gran pasión por la música y el baile, por la comida y por la bebida.Pero describir la cultura actual mexicana no es tan sencillo, pues es una cultura muy rica en tradiciones y en contrastes, fruto tanto de la historia, como de la modernización. 

El calendario en México contiene numerosas fiestas nacionales, regionales y locales que se festejan en grande por cada comunidad y que reflejan la gran espiritualidad que sus habitantes tienen como resultado de la mezcla de las creencias pre-hispánicas de sus antecesores y de la evangelización católica impuesta por los conquistadores españoles.
Algunas de las celebraciones más populares son el día nacional de la Virgen de Guadalupe, una fiesta católica que celebra cada 12 de diciembre el mensaje que la advocación morena de la virgen María dejó para el pueblo mexicano, representado por un joven indígena, según cue
nta la historia. Con fama internacional, el Día de Muertos celebra el día que, bajo creencias indígenas, los muertos regresan para visitar a sus familiares vivos, pues la muerte no es el fin de la vida, sino una continuación de la misma en un mundo paralelo.